Los bomberos recibieron la orden de retirarse. Ayer al mediodía se extinguió el último foco de los cuatro incendios que hicieron arder el cerro Ávila desde el pasado viernes. “Se fueron porque no hay más nada qué hacer, por ahora”, afirmó un apagafuegos, en el sistema de agua instalado en la Universidad Metropolitana.
Los incendios ocurrieron en los sectores Sebucán, Galindo, Maripérez y Santa Rosa, hacia el este de la ciudad. Luis Díaz Curbelo, director de Protección Civil Nacional, asegura que son producto de la temporada de sequía: “Es usual que al llegar a esta época del año comiencen los incendios. No tiene nada de extraño que se empiecen a generar focos”.
Las llamas del cerro Ávila fueron apagadas por más de 250 funcionarios de los Bomberos del Distrito Capital, del Instituto Nacional de Parques, Protección Civil y grupos de voluntarios. También participaron 20 vehículos y 4 helicópteros de la Guardia Nacional. Cada foco estuvo activo entre 6 horas y un día. “No hemos descansado. Estamos trabajando sin parar desde el viernes para sofocar las llamas. Se está midiendo el número de hectáreas afectadas, pues fueron muchos incendios y en distintos sitios. Nos parece extraño que se produjera en varios lugares, pero ya se está investigando”, indicó el comandante William Martínez, director de los Bomberos del Distrito Capital.
Pese a que no se cuenta con la extensión exacta de las áreas afectadas, se conoció que pudieran sobrepasar el centenar de hectáreas. Para Rodolfo Briceño, ex comandante general de los Bomberos Metropolitanos, el equipo que atendió los incendios entre el viernes y ayer es suficiente. “El Ávila es uno de los parques nacionales que cuenta con mayor atención, pues está localizado en la capital”, indicó. Para él, el número de funcionarios que actuaron fue suficiente, pese a que los focos estuvieron activos durante cuatro días.
Dificultades. Pese a que el Parque Nacional Waraira Repano hay personal de Inparques y grupos de voluntarios, los funcionarios externos –Bomberos del Distrito Capital, Guardia Nacional y Protección Civil, por ejemplo– pueden atravesar por dificultades al momento de apagar un incendio.
Briceño afirma que los incendios forestales suelen ser inaccesibles: “Por lo general, hay tres maneras de atenderlos. Unos suben a pie hasta la zona afectada. Si se produce en la orilla de la avenida Boyacá, entonces se utilizan líneas de mangueras. También se suben con bastidores. Y si tiene una altura y magnitud considerable, pues se recurre a helicópteros”.
De acuerdo con algunos guardaparques del Waraira Repano también existen dificultades relacionadas con la dotación de equipos, déficit de personal y fallas en el mantenimiento que pudiesen influir al momento de apagar incendios. “Hay problemas con el mantenimiento de las áreas verdes y cortafuegos. Muchos puestos de vigilancia han quedado prácticamente solitarios y eso ha impedido que se monitoree con facilidad el acceso al Ávila”, indicó un funcionario.
Curbelo, Martínez y Briceño coinciden en que la dificultad para apagar los incendios responde a factores como el viento, si se atienden de manera oportuna y el sitio dónde quede la zona afectada.
Protección: Desde el 18 de febrero fueron acordadas medidas precautelativas de protección para el Waraira Repano por el Ministerio Público. Se colocaron militares en el parque nacional con la finalidad de supervisar a los visitantes. De acuerdo con William Martínez, director de los Bomberos del Distrito Capital, son aplicadas casi todos los años con el objetivo de evitar siniestros. “Contamos con esa medida para impedir que se produzcan nuevos incendios. Sin embargo, se requiere de mucha conciencia de la ciudadanía, pues debemos cuidar la montaña”, explicó.
Maolis Castro, Últimas Noticias
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