Solo cincuenta carritos de perros calientes operan en el municipio Chacao, y en su gran mayoría se concentran en la avenida Francisco de Miranda. No se otorgarán más permisos para esta actividad comercial, por cuanto fueron suspendidos desde el 2004.
"Los perrocalenteros en Chacao son como parte del patrimonio urbano y cultural en el municipio, y pese a que es poco lo que percibe la Alcaldía por esta actividad comercial, no está planteado aumentar los impuestos. Lo que queremos es mantener mayor control sobre los que existen", explicó Janett Contreras, gerente de Fiscalización de la Alcaldía.
Los perrocalenteros cancelan 30 bolívares anuales como impuesto a la Alcaldía y son controlados no solo por la dirección de Rentas Municipales sino por los institutos Municipal de Cooperación y Atención a la Salud (Imcas) y de Protección Civil y Ambiente de Chacao (IPCA).
Adelantó que está en proceso de estudio un decreto para actualizar las normas de control desde el punto de vista sanitario y de ambiente. Entre las normas que incluye el decreto está que los puestos dispongan de jabón antibacterial para los clientes; otra, que no sean como pequeños restaurantes, como ocurre en otros municipios, donde han puesto hasta mesas. En Chacao solo permiten sillas pequeñas.
Según indicó Contreras, los puestos de perrocalientes no pueden ser mudados del sitio que les fue asignado. "Tenemos un mapa donde está cada uno y no pueden ser cambiados de sitio, para lo cual se hacen trimestralmente inspecciones".
En Chacao existen puestos emblemáticos como el de Filippo Acosta, que lleva más de 40 años en la plaza Francia, desde 1967, y fue declarado bien de interés cultural del Instituto de Patrimonio Cultural.
MIGDALIS CAÑIZÁLEZ V. | EL UNIVERSAL
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