lunes, 24 de septiembre de 2012

Cota Mil es aliada de los secuestradores



Los conductores prefieren no circular por la avenida Boyacá (Cota Mil) después de las diez de la noche. Aunque es una vía de fácil acceso y de circulación más rápida a esa hora, es considerada una guillotina en cuanto a delitos se refiere. No en vano se ha ganado esa fama, pues este año ha servido como espacio predilecto para hampones que han abandonado cadáveres, han asesinado personas y que secuestran cada vez más.

En resumidas cuentas, la vía se ha vuelto aliada de bandas armadas en todos los delitos, debido a los diferentes puntos de accesos que la atraviesan, así como a la escasa vigilancia de que dispone.

El criminólogo Fermín Mármol García, experto en materia de seguridad, sostiene que esa calzada "está infectada de los campaneros del secuestro". A su juicio, y de acuerdo a un estudio de criminalidad que realizó este año, la Cota Mil es la ruta predilecta de los delincuentes que escapan y marcan a sus víctimas, cuando de secuestros se trata.

Explica que los distribuidores El Marqués, Los Palos Grandes, Altamira, La Castellana y La Florida son los puntos de operación de las bandas armadas. Para ellos es mucho mas fácil movilizarse a altas horas de la noche, pues el tránsito es casi nulo. Amén de la falta de seguridad policial.

Una manera de saber o percatarse de una situación irregular, según explica el criminólogo, es observar vehículos transitar despacio y con las luces intermitentes. La mayoría de las veces no se trata de desperfectos mecánicos de los vehículos ni de una emergencia que tenga el conductor, sino que esa es una modalidad especial impuesta por las bandas de secuestradores para marcar a sus víctimas.

"Cuando eso pasa, es porque hay maleantes vigilando a las personas, a quienes obligan a circular de esa manera para poder marcarlos. En muchos de los casos se trata de pagos controlados", destaca el especialista en seguridad.

Un joven de 27 años, que por razones de seguridad pidió no revelar su identidad, fue víctima de estas bandas armadas. Lo interceptaron, a mediados de año, en la plaza Francia de Altamira. Los antisociales tomaron la Cota Mil y lo pasearon en sentido hacia el oeste. Le dijeron que se trataba de un secuestro. 

Tomaron la avenida Baralt y como no pudieron robarle mayor cosa que sus teléfonos celulares, billetera y demás pertenencias, lo abandonaron luego al principio de la Cota Mil. Al final le hicieron saber que supuestamente se habían equivocado de persona.

Como este caso, ocurren hasta seis diariamente, según indica Mármol García. Forman parte de la cifra negra, porque de esa cantidad solo denuncian uno. Y no siempre. En esta zona la modalidad exprés es común. Pero también es utilizada como vía de escape para bandas dedicadas a plagios extendidos, que suceden en urbanizaciones de clase media como Sebucán, El Marqués, Los Chorros, La Castellana y Altamira.

Pero una variable novedosa, es que al menos una de las mayores bandas que operaban en la Cota Mil, utilizaban fusiles y otras armas largas. Ahora se han mudado a sectores de El Hatillo y Los Naranjos, donde también es nula la vigilancia durante las noches.

A lo largo de los 13 kilómetros de la Cota Mil, solo están dispuestos tres puntos de control de la Policía Nacional Bolivariana. Los conductores los pueden observar en los módulos ubicados en los sectores Sebucán, Maripérez y el itinerante a la altura de La Urbina.

De acuerdo a los que indicaron fuentes policiales, la seguridad se presta desde tempranas horas de la mañana, cuando empiezan a llegar viajeros desde Guarenas y Guatire, hasta las 10 de la noche. Hay patrullaje con tres vehículos y cinco motos. Sin embargo, en horas de la noche, los funcionarios, unos cinco en total, permanecen en los módulos. Igual, no se han evitado crímenes, tiroteos y mucho menos secuestros a cualquier hora del día. Incluso, el domingo 24 de junio mataron a tres jóvenes a la altura de La Florida, donde había un evento deportivo.

DEIVIS RAMÍREZ MIRANDA | EL UNIVERSAL

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