lunes, 21 de mayo de 2012

La Carlota: dos visiones encontradas


En el año 2001 el aún Presidente anunció que la Base Aérea La Carlota sería cerrada, dando lugar a un enorme parque que incluiría (siempre lo estrafalario por delante) una "piscina con olas", según palabras del mismísimo Comandante.

A partir de ese anuncio -el cual implicaba obviamente la mudanza de la Comandancia de la Fuerza Aérea a Maracay y el traslado de las aeronaves allí presentes- surgieron varios anteproyectos oficialistas para el sitio, entre los cuales destacaron dos: el "Núcleo Endógeno Francisco de Miranda", que fue propuesto por el alcalde metropolitano Juan Barreto, y el "Parque Bicentenario de la Independencia", propuesto por el ministerio de Ciencia y Tecnología.

El primero de estos proyectos era toda una apología a la demencia gubernamental (cualquier parecido con ese Alcalde no es casualidad), que buscaba además mantener activa la Base Aérea y la Comandancia, pero mezcladas con un festival de posibilidades. Es así como se contemplaba que dentro de las 103 hectáreas que forman la actual Base, se incluyera lo siguiente: anfiteatro, Comandancia de la Aviación, hangares y talleres, viviendas para la guarnición, centro de docencia, centro de distribución de flores, hortalizas, frutas y artesanías, el ministerio de Ciencia, parque de agua, estacionamiento, áreas deportivas, centro de exposiciones, hotel 4 estrellas, museo aeronáutico y, por supuesto, una megamuralla perimetral.

Por su parte, el segundo proyecto arriba mencionado era más conservador y razonable, pero estaba igualmente reñido con el parque ofrecido, y en él se planificaba incluir lo siguiente: base aérea tecnológica, sala de convenciones, parques temáticos, espacios para ferias y exposiciones, un centro de investigación y desarrollo, y una unidad de "urbanismo endógeno sustentable".

A la larga ninguno de los dos proyectos se concretó, y lo único que pasó fue que los aviones privados tuvieron que ser trasladados a los aeropuertos cercanos a Caracas, mientras que la Base Aérea siguió funcionando con fines básicamente militares. Así, la oferta del Parque quedó en el olvido del Gobierno, a pesar de que no solo es la legítima aspiración de los caraqueños -muy especialmente de los vecinos de la Base-, sino que, además, es a todas luces la opción que más le conviene a Caracas, una ciudad con pocas áreas verdes y asfixiada en serios problemas de inseguridad, tráfico, deficiencia de servicios públicos, etc., que el Gobierno ha demostrado ser incapaz de resolver y que empeorarían con cualquier otra opción para ese espacio.

Mientras tanto, lo que sí ha hecho el Gobierno es instalar allí una superconcretera de manera inconsulta, cuyo propósito final se desconoce, pero que, al igual que las otras cinco que han construido de manera intempestiva en Caracas, ya empezó a causar ruido, alergias, rinitis, bronquitis y asma en la población que rodea a la Base.

Paralelamente a esto -y con una visión de ciudad diametralmente distinta-, el alcalde Ledezma y su equipo del Instituto Metropolitano de Urbanismo (IMUTC), conjuntamente con el Cabildo Metropolitano y más de 60 ONG, en las que se incluyen gremios, instancias académicas y asociaciones vecinales y sociales, impulsan con absoluta convicción y empeño el "Concurso Público de Ideas para Transformar la Base Aérea La Carlota en Parque Verde Metropolitano", recogiéndose así la aspiración de los ciudadanos y cumpliendo con una de las ofertas más importantes de la campaña de 2008.

La inscripción para participar en este concurso cerró hace pocos días con más de 120 grupos inscritos, y cuenta con unas bases claras y bien estructuradas por un equipo de alta calidad profesional, cuyo propósito final es dotar a Caracas de una propuesta con altísimo impacto positivo para la Ciudad, que a su vez se enmarque dentro del "Plan Estratégico Caracas Metropolitana 2020", el cual fija como unos de sus principales objetivos lograr una ciudad ambientalmente sustentable para beneficio de todos sus habitantes.

Si el gobierno nacional no quiere seguir de espaldas a las aspiraciones de los caraqueños y quiere hacer algo finalmente por mejorar su calidad de vida, debería impulsar el proyecto ganador de este concurso, en lugar de torpedearlo y bloquearlo, como lo ha hecho en el pasado con otras buenas iniciativas de gobernantes democráticos a lo largo y ancho del país. El gobierno nacional debe pensar en la gente y aceptar las buenas ideas de los demás, aunque no se comparta el mismo proyecto político. Eso es querer a Venezuela de verdad.

CIPRIANO HEREDIA S. | EL UNIVERSAL

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