lunes, 16 de noviembre de 2015

Inseguridad y déficit acechan al Jardín Botánico



Como un aula abierta, un viaje a la geografía nacional, a su diversidad biológica, a la excentricidad de su vegetación y exótica flora tropical es descrito el Jardín Botánico; una vitrina de 70 hectáreas que reúne 4 mil ejemplares de palmas de todo el mundo, exhibe muestras de orquídeas y resguarda al menos 100 mil árboles que representan más de 300 especies de la Cordillera de la Costa. Un baluarte de la botánica que resume la riqueza biológica de Venezuela y que, en la práctica, deja al descubierto la "taxonomía" de un presupuesto en decadencia.

Aún cuando forma parte del proyecto original de Ciudad Universitaria, trabajadores e investigadores ven con preocupación el estatuto legal para administrar la infraestructura del jardín que funcionó como Fundación Instituto Botánico de Venezuela y que, por razones presupuestarias, desde enero de 2014 pasó a ser Instituto Experimental Jardín Botánico "Dr. Tobías Lasser".

Se trata de una decisión aprobada en 2012 por el Consejo Universitario de la UCV, cuyo propósito fue absorber el personal de la fundación, tras varios años de reclamos. Deanna Marcano, quien fue directora del instituto y presidenta de la también fundación hasta octubre de este año, asegura que el jardín ha pasado por varias manos, pero el problema presupuestario ha recrudecido. No disponen de cartulina, pega ni insumos para cumplir con los estudios de taxonomía (clasificación de los grupos vegetales). Y los viveros de bromelias, las plantas acuáticas y los jardines xerofíticos requieren fertilizantes y plaguicidas.

"La Fundación Instituto Botánico es ahora un cascarón vacío y debemos responder a un compromiso académico. Todo su personal pasó al Instituto Tobías Lasser y además no son reconocidos como investigadores", dice y explica que se trata de una coyuntura que afecta a 15 científicos, más de la mitad con estudios de doctorado.

Más allá del jardín que para algunos pasa desapercibido, puertas adentros funcionan tres espacios dedicados al estudio de la botánica: el Herbario Nacional, donde reposan más de 430 mil especímenes de plantas; el Centro de Investigación y Desarrollo, que lleva a cabo estudios en torno a la biodiversidad, y el Jardín Botánico, cuyo objetivo es conservar plantas en peligro de extinción.

La también doctora en química de la Universidad de Oxford, quien se mantuvo por más de un año al frente de la institución y aguarda por un sustituto, advierte que el jardín depende de los ingresos propios, percibidos por el alquiler del auditorio, dos salones de clases y la facturación de las visitas diarias, que apenas suman unas 50 por día y tienen un costo de 15 bolívares por persona.

La botánica Irene Carolina Fedón indica que carecen de un reglamento para el funcionamiento integral del jardín, adscrito al Vicerrectorado y que, a juicio del personal, tendría que estar adscrito a la Facultad de Ciencias; lo cual facilitaría la canalización de recursos. "No existe una partida para hacer trabajos de campo y ello limita la investigación", agrega.

Vandalizado
A las dificultades administrativas los investigadores le suman la inseguridad que acecha a los visitantes y al personal, pues el jardín funge como albergue para delincuentes, quienes ingresan a través de la cerca perimetral que colinda con la autopista Francisco Fajardo. Por si fuera poco, el tanque de agua que surte al recinto es usado como un sitio de esparcimiento.

El jueves pasado la Guardia Nacional retuvo a un menor de edad por el hurto de equipos al jardín, una situación que se ha hecho cotidiana: los menores son inducidos por adultos.

Del sistema de riego original apenas quedan vestigios. En septiembre fue vandalizado el único camión cisterna, lo despojaron de los cauchos y partes mecánicas. Los dos tractores no funcionan y los vehículos para trasladar al personal están fuera de servicio.

La mayor parte de los recursos para las investigaciones son aportados por terceros, por lo que el personal espera que el Consejo Universitario agilice el reglamento que asentaría las bases para su funcionamiento, pues desde 2010 enfrenta dificultades para la investigación.

A pesar de la coyuntura, Leyda Rodríguez, jefe del Centro Herbario Nacional, explica que actualmente trabajan en la publicación de un proyecto en torno a la diversidad de la cuenca baja, media y alta del Río Cucurital, afluente del Caroní, en el estado Bolívar, donde un equipo multidisciplinario levantó un inventario de más de mil especímenes de plantas entre los años 2000 y 2005. El trabajo se completó en seis expediciones y actualmente elaboran la publicación.

Omaira Hokche, editora de la revista Acta Botánica Venezuela, una publicación semestral de referencia internacional, reitera que de 16 mil especies de plantas vasculares que existen en el país, 95% están representadas en el Herbario. Los investigadores además están atentos a los ejemplares en peligro de extinción, que en Venezuela rondan los 600 y están contenidas en el "Libro Rojo".

En el sitio también tiene lugar la Biblioteca Henri Pittier, con más de 10 mil títulos, cuyo ejemplar más antiguo data de 1775 y forma parte de la colección del botánico suizo, que además incluye un microscopio, un peso y otros equipos; libros y cartas de Tobías Lasser.

JULIO MATERANO | EL UNIVERSAL, domingo 15 de noviembre de 2015

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